Programa 2º Bach. actualizado (septiembre 2017)
Temas 1ª y 2ª Evaluación (por Marina Selene Rojo. Curso 2016-2017).
Epígrafe: La poesía de Federico García Lorca. El Romancero Gitano.
Presentación sobre Federico García Lorca.
Estudio-resumen de los poemas (gracias al recurso del blog complemento-agente)
Presentación sobre Federico García Lorca.
Estudio-resumen de los poemas (gracias al recurso del blog complemento-agente)
FEDERICO GARCÍA LORCA. POETA Y DRAMATURGO
EL BESO
…Canto tu
corazón astronómico y tierno, de baraja francesa y sin ninguna herida.
Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua
el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.
Canto la sirenita de la mar que te canta
montada en bicicleta de corales y conchas.
Pero ante todo canto un común pensamiento
que nos une en las horas oscuras y doradas.
No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.
Es primero el amor, la amistad o la esgrima…
Fragmento de Oda a Salvador Dalí de Federico García Lorca (1926)
VIDA
Lorca nació en Fuentevaqueros,
un pueblo de Granada en 1898, un año crítico para España, en el que se pierden
las últimas colonias españolas (Cuba y Filipinas) y se vuelve a un nuevo
periodo de crisis y de desengaño (como en el Barroco, en el Romanticismo...).
Estudió en la Residencia de
Estudiantes de Madrid, lugar en el que coincidió con otros poetas de la llamada
Generación del 27, que se constituye precisamente para homenajear a un autor
barroco: Góngora (1627) y le realizan un funeral a modo de homenaje. Allí se
relaciona con artistas, músicos, no solo con escritores, como Dalí y el
cineasta Luis Buñuel. El propio Lorca también destacaría con sus dibujos.
Esta generación de poetas y artistas pretenden rebelarse y huir
de la sociedad y de una realidad con la que no se sienten conformes a través de
unos movimientos que denominamos vanguardias. Uno de esos movimientos
vanguardistas fue el surrealismo que indagó en el mundo de los sentimientos ocultos
fundamentalmente a través del sueño (como veis, algo parecido a los
románticos).
Entre 1929 y 1930 viaja a
Nueva York y ese viaje (reflejado en su obra Poeta en Nueva York) le
sirve para dar un cambio. Allí Lorca se ahoga (gran ciudad, con una población
negra también marginada, mezcla cultural) pero también se rebela: hay que
cambiar la sociedad. Supone el paso del “yo” al “nosotros”, de sus sentimientos
a la realidad (como el paso del Romanticismo al Realismo, en cierto modo). “Hay
que abrirse las venas por los demás” llegó a decir. Por eso a su regreso a
España redescubre el teatro como vehículo de expresión de ideas, de
concienciación de los problemas de la sociedad y también de educación para las
clases desfavorecidas y en su mayoría analfabetas que han ahogado su vida en el
trabajo no pudiendo estudiar ni acercarse al arte. Así en 1932 funda la
compañía teatral “La Barraca” que va de gira por todos los pueblos de España,
representando obras clásicas pero también sus propias obras: Bodas de sangre
(historia de amor trágica entre gitanos, recientemente versionada en cine: La
novia), Yerma (dolor de una mujer incomprendida que no puede tener
hijos) y La casa de Bernarda Alba.
ROMANCERO GITANO
Romance de la luna, luna
A Conchita García Lorca
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
Preciosa y el aire.
A Dámaso Alonso
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene,
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene,
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo, lleno de lenguas celestes, mira la niña tocando una dulce gaita ausente. Niña, deja que levante tu vestido para verte. Abre en mis dedos antiguos la rosa azul de tu vientre. Preciosa tira el pandero y corre sin detenerse. El viento-hombrón la persigue con una espada caliente. Frunce su rumor el mar. Los olivos palidecen. Cantan las flautas de umbría y el liso gong de la nieve. ¡Preciosa, corre, Preciosa, que te coge el viento verde! ¡Preciosa, corre, Preciosa! ¡Míralo por dónde viene! Sátiro de estrellas bajas con sus lenguas relucientes. Preciosa, llena de miedo, entra en la casa que tiene, más arriba de los pinos, el cónsul de los ingleses. Asustados por los gritos tres carabineros vienen, sus negras capas ceñidas y los gorros en las sienes. El inglés da a la gitana un vaso de tibia leche, y una copa de ginebra que Preciosa no se bebe. Y mientras cuenta, llorando, su aventura a aquella gente, en las tejas de pizarra el viento, furioso, muerde. |

En la mitad del barranco las navajas de Albacete, bellas de sangre contraria, relucen como los peces. Una dura luz de naipe recorta en el agrio verde caballos enfurecidos y perfiles de jinetes. En la copa de un olivo lloran dos viejas mujeres. El toro de la reyerta su sube por la paredes. Angeles negros traían pañuelos y agua de nieve. Angeles con grandes alas de navajas de Albacete. Juan Antonio el de Montilla rueda muerto la pendiente su cuerpo lleno de lirios y una granada en las sienes. Ahora monta cruz de fuego, carretera de la muerte. El juez con guardia civil, por los olivares viene. Sangre resbalada gime muda canción de serpiente. Señores guardias civiles: aquí pasó lo de siempre. Han muerto cuatro romanos y cinco cartagineses La tarde loca de higueras y de rumores calientes cae desmayada en los muslos heridos de los jinetes. Y ángeles negros volaban por el aire del poniente. Angeles de largas trenzas y corazones de aceite. |

Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas la están mirando y ella no puede mirarlas. Verde que te quiero verde. Grandes estrellas de escarcha, vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba. La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, gato garduño, eriza sus pitas agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...? Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la mar amarga. Compadre, quiero cambiar mi caballo por su casa, mi montura por su espejo, mi cuchillo por su manta. Compadre, vengo sangrando desde los puertos de Cabra. Si yo pudiera, mocito, este trato se cerraba. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Compadre, quiero morir decentemente en mi cama. De acero, si puede ser, con las sábanas de holanda. ¿ No veis la herida que tengo desde el pecho a la garganta? Trescientas rosas morenas lleva tu pechera blanca. Tu sangre rezuma y huele alrededor de tu faja. Pero yo ya no soy yo. Ni mi casa es ya mi casa. Dejadme subir al menos hasta las altas barandas, ¡Dejadme subir!, dejadme hasta las altas barandas. Barandales de la luna por donde retumba el agua. Ya suben los dos compadres hacia las altas barandas. Dejando un rastro de sangre. Dejando un rastro de lágrimas. Temblaban en los tejados farolillos de hojalata. Mil panderos de cristal, herían la madrugada. Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. Los dos compadres subieron. El largo viento dejaba en la boca un raro gusto de hiel, de menta y de albahaca. ¡Compadre! ¿Dónde está, dime? ¿Dónde está tu niña amarga? ¡Cuántas veces te esperó! ¡Cuántas veces te esperara, cara fresca, negro pelo, en esta verde baranda! Sobre el rostro del aljibe, se mecía la gitana. Verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Un carámbano de luna la sostiene sobre el agua. La noche se puso íntima como una pequeña plaza. Guardias civiles borrachos en la puerta golpeaban. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar. Y el caballo en la montaña. |